sábado, 12 de julio de 2014

CAPÍTULO III: El escritor en la sociedad


De todo ello podemos concluir que, de una generación a la otra, se produce una concentración hacia una zona media de la escala social, que constituye lo que podemos llamar el «medio literario»
Este fenómeno del «medio literario» es característico del siglo XIX y del siglo xx. No ha existido siempre. Es por lo que nos es preciso ahora examinarla evolución de las relaciones económicas entre el escritor y la sociedad, es decir, del oficio de escritor.
Como mecanismo de ganancia para el escritor existen dos: Por un lado el mecenazgo es el cuidado del escritor por una persona o una institución que le protegen, pero que esperan de él en reciprocidad la satisfacción de la necesidad cultural. Las relaciones entre cliente y patrón tienen relación con las de vasallo soberano.

Y por otro lado, el autofinanciamiento es también la extraordinaria mezcla de actividades remuneradoras que permitieron a Voltaire vivir y enriquecerse.
Se haya aquí toda la gama de recursos financieros, comprendiendo las pensiones del mecenazgo, los beneficios del editor, los derechos de autor del hombre de letras, pero, sobre todo, la especulación hábil, el ingenio comercial del industrial relojero y la vigilancia del terrateniente usurero.
En el precio previamente estipulado el autor recibe una cantidad a cambio de la cual deja todos sus derechos en manos del editor, sea cual sea el éxito ulterior de su obra.

En el porcentaje, el autor recibe una parte del precio de venta de cada ejemplar vendido. Esta parte puede oscilar entre el 5 % para las obras científicas al 12-15 % para las obras de éxito.
Algunos contratos prevén un porcentaje progresivo según el volumen de la venta. Además, el editor hace al autor, en general, uno o más adelantos de garantía sobre un número determinado de ejemplares en ciertos momentos previamente establecidos

Es así que tocamos  el nivel más bajo de esta población literaria tan curiosamente desequilibrada, porque no ha podido encontrar todavía su estatuto social y especialmente económico en el mundo moderno.

Sólo un largo trabajo de análisis permitirla definir las causas profundas de este desequilibrio. El examen del sistema de distribución nos indicará, por lo menos, algunos de los procedimientos por los que se puede encontrar algún remedio.
CAPITULO  II: ¿Cómo abordar el hecho literario?

1.  Libro, lectura y Literatura
Littré duda entre una definición material – “reunión de varios cuadernos de páginas manuscritaso impresas” – y una definición semiintelectual –“ obra espiritual,sea en prosa o en verso, de una extensión lo suficientemente amplia para llenar al menos un volumen”.
El defecto de todas estas definiciones es que consideran el libro como un objeto material y no como un medio de intercambio cultural. Ahora bien, un libro es una “máquina para leer”, y es la lectura lo que lo define: “Es el esfuerzo conjugado del autor y el lector que hará surgir este objeto concreto e imaginario que es la obra del espíritu”.
Copiado, impreso o fotografiado, el libro tiene por finalidad permitir la multiplicación de la palabra, al mismo tiempo que su conservación: un libro para una sola persona no tendría ningún sentido.

Ahora bien, la unidad estadística es el título y no el ejemplar. Teniendo en cuenta las importaciones y las repeticiones, la estadística por títulos nos pude indicar, como máximo, la riqueza y la variedad de la vida intelectual de un país; nos permite evaluar el número y la productividad de sus escritores, pero no nos da ninguna idea del papel de la lectura en la vida social. Para analizar el fenómeno de la lectura, sería preciso tener en cuenta las tiradas –no tan solo las de la edición, sino incluso las de la prensa.
Todas las lecturas posibles no son efectivas. Partiendo de las cantidades de papel, eliminando a los analfabetos y a los niños, habida cuenta de que un mismo material sirve para tres o cuatro lectores, deberíamos admitir que un francés lee por término medio 40.000 palabras por día y un inglés, tres veces más.

El libro, como podemos ver, no representa sino una pequeña parte de las lecturas posibles y una más pequeña todavía de las lecturas efectivas. Su desquite se presenta en el momento de aparecer la noción de literatura.

Es literaria toda obra que no es un instrumento, sino un fin en sí. Es literatura toda lectura no funcional, es decir, la que satisface una necesidad cultural no utilitaria. Entre las lecturas efectivas, la mayor parte son funcionales, sobre todo entre las lecturas de prensa, donde se busca sobre todo informaciones. Pero tampoco en el libro todo es literatura.
Además, la prensa contiene una proporción variable, pero a menudo muy fuerte, de lecturas no funcionales con carácter literario: folletines, novelas, cuentos, ensayos, esquelas, etc. Una parte de este material es reutilizable por la edición, pero la gran masa de la producción literaria periódica es considerable y equilibra a veces la de los libros.
No se puede pues confiar en las clasificaciones formales o materiales sistemáticas para hacernos una idea clara de las relaciones lectura-literatura. Es más bien la naturaleza del intercambio autor-público lo que nos permite definir lo literario y lo que no lo es. Todo escrito puede convertirse en literatura, en la medida en que nos permite evadirnos, soñar o, por el contrario, meditar, cultivarnos gratuitamente.
Y, al revés, hay usos no literarios de obras literarias: el consumo de literatura no se identifica con la lectura literaria. Se puede comprar un libro con otras intenciones que no sean las de leerlo. Se puede leer un libro con otras intenciones distintas a las de obtener de él un placer estético o un beneficio cultural. Por ende, una definición rigurosa de literatura supone una convergencia de intenciones entre lector y autor; una definición más amplia exige por lo menos una compatibilidad de intenciones.

2.  Las vías de acceso
El método más evidente para comprender un fenómeno a la vez psicológico y colectivo es el de interrogar a un número de personas juiciosamente elegidas.
Quien nos cite a Stendhal o Malraux como sus lecturas habituales y confiese que lee, a veces, una novela policíaca o dos para relajarse, no querrá admitir que el tiempo consagrado por él a la lectura policíaca, es de hecho, muy superior al que concede a sus “libros favoritos”. Si menciona la lectura del periódico, olvidará aquellos minutos que consagra a la tira de dibujos y que, en total, representan un tiempo apreciable; asimismo, pasarán desapercibidas las lecturas de la sala de espera, o las que se pasan en la biblioteca de los niños.
Hay aquí un amplio campo cuya explotación no puede negligir el historiador literario. Es lo que se llama la “subliteratura”, o la “infraliteratura”, o las “literaturas marginales”. Entre esta zona ignorada de los manuales hasta una época muy reciente, y el dominio de las obras “nobles”, existen constantes intercambios a nivel de temas, ideas y formas. Y llega aún a suceder que una obra pasa a veces de un sector a otro. Como se verá más tarde, pertenecer a la literatura o a la subliteratura no se define por las cualidades abstractas del escritor, de la obra o del público, sino por un cierto intercambio.
El testimonio de los intermediarios del libro podría tener más valor, pues editores, libreros y bibliotecarios controlan los principales rodajes del mecanismo de los intercambios. Desgraciadamente, para las dos primeras categorías, el secreto comercial es una mordaza demasiado eficaz; para la mayor parte de ellos, su despacho o su tienda son puestos de mando cerrados, donde sin embargo ejercen una influencia real y decisiva sobre escritores y el público.
El caso de los bibliotecarios es poco distinto, pues está generalmente en condiciones de dar testimonio directo sobre el comportamiento de sus lectores. El inconveniente es que este testimonio no se refiere sino a una parte muy reducida y especializada de público: la del lector de biblioteca.
Es a través del estudio de los datos objetivos explotados sistemáticamente y sin ideas preconcebidas que será preciso abordar el hecho literario. De entre los datos objetivos vamos a utilizar en primer lugar, los estadísticos.
Los datos estadísticos  permiten hacer resaltar las grandes líneas del hecho literario. Es preciso entonces interpretarlas por medio de otro tipo de datos objetivos proporcionados por el estudio de las estructuras sociales que encuadran el hecho literario y de los medios técnicos que lo condicionan: regímenes políticos, instituciones culturales, clases, capas y categorías sociales, grado de analfabetismo, del librero, del editor, problemas lingüísticos, etc.

Se puede finalmente llegar al estudio de casos concretos según los métodos de la literatura general o de la literatura comparada: éxito de una obra, evolución de un género o de un estilo, planteamiento de un tema, historia de un mito, etc. Es entonces cuando los datos subjetivos alcanzarán todo su valor, y que el investigador, con la ayuda de encuestas, interrogatorios, testimonios orales y escritos, reconstruyendo los conocimientos que le proporcionan las “historias de casos”, puede otorgar toda su significación a los fenómenos observados objetivamente.

ROBERT ESCARPIT: SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA

 PRINCIPIOS Y MÉTODOS

Capítulo I: ¿Por qué una sociología de la literatura?

 1. Literatura y sociedad
El hecho literario se presenta de manera compleja; por ello, es necesario una interpretación del fenómeno completo y no parcial como se ha dado, por ejemplo, en la historia literaria, en la cual solo se ve hombres y obras.
Para un estudio cabal del hecho literario debemos tomar en cuenta su dimensión social (producto manufacturado, distribución comercial, oferta y demanda, consumidores, etc.). El tener en cuenta lo social nos brinda una visión completa y no deformada del hecho literario.

2.  Historia:
Veamos cómo se ha tomado la dimensión social de la literatura en el transcurrir histórico:
a) En 1800 con la publicación de Nne. de Stael se toma esta conciencia intentando unir literatura y sociedad.
b) En Alemania se desarrollan los principios de Zeitgeist (espíritu de época) y volksgeist (espíritu nacional).
c) Marx y Engels publican “Sobre la literatura y sobre el arte” la cual es una lectura engañosa. Con Plekhanov se dará una verdadera teoría marxista de la literatura.
d) Vladimir Jdanov menciona que la literatura tiene una relación inseparable con la vida de sociedad y el libro no es una entidad independiente aislada.
 e) Georges Luckács y su discípulo Goldmann dan una visión de la sociología de la literatura centrándose en los problemas estéticos.
f) Oposición al método sociológico en la Unión Soviética con el formalismo. Pero cabe mencionar que entre 1927 y 1930 existió una sociología formalista de la literatura.
g) Desde finales del siglo XIX hasta nuestros días se ha intentado crear una ciencia literaria. En ella se combinan las influencias de la filosofía neohegeliana de Dilthey, de la crítica filológica y de la psicología gestaltiana.
h) La idea de generación con FrancoisMentré y completada con Albert Thibaudet.
i) Hoy se ha llegado a ver el motor más eficaz de las investigaciones de sociología literaria: La necesidad de una política del libro.

3. Para una política de libro
Es esencial contar con una polìtica del libro para tener una real sociología literaria. Ello nos permitiría, entre otros elementos, conocer los gustos de los lectores, preferencias, necesidades, cuando lee un francés, un ruso, un peruano, etc., por día, por mes o año.
Además, actualmente nacen centros de sociología de los hechos literarios:
·         Bruselas (Centro de Sociología de la Literatura).
·         Birmingham (Center forContemporary Cultural Studies).
·         También en América, Alemania, África, Japón, Italia y países socialistas.

miércoles, 9 de julio de 2014

EL ESTUDIO DEL DISCURSO

EL ESTUDIO DEL DISCURSO

Teun A. van Dijk

 ¿Qué es el discurso?


La noción de discurso es esencialmente difusa. Pero se puede ir cogiendo por partes y sacar un concepto poco a poco. Decir que el discurso es un suceso de comunicación ya que el lenguaje sirve para comunicar ideas o creencias y lo hacen como parte de sucesos sociales más complejos. Se puede también mencionar que el discurso es una interacción verbal, ya que un simple encuentro de amigos podemos intercambiar lenguaje verbal y no verbal con ellos, haciendo efectivo lo que acabo de mencionar.Por otro lado, el uso del lenguaje no se limita al lenguaje hablado, sino que incluye el lenguaje escrito, ya que existe mucha similitud en la manera como las personas habla o escriben cuando utilizan el lenguaje para comunicar sus ideas y lo mismo ocurre cuando a gente escucha o lee un discurso. Además los textos también tienen usuarios y es así que podemos hablar de una interacción escrita a pesar de no interactuar cara a cara.

El discurso como estructura verbal.

- El sonido, la vista y el cuerpo

En el discurso hablado los sonidos tampoco ocurren aislados, están acompañados por diversos tipos de actividad no verbal, como los gestos, las expresiones faciales, la posición del cuerpo, la proximidad, el aplauso y la risa, acciones que acompañan a las conversaciones.Hablar de aspectos auditivos, visuales y corporales del discurso presupone una diferenciación ben conocida: la conversación y el texto, donde la primera comprende las conversaciones cotidianas, el dialogo, etc. Mientras que el segundo define un conjunto grande de tipos de discurso que comprende los libros, las novelas, etc.

- Orden y forma

El orden de las palabras o de
 las frases puede cumplir diversas funciones con respecto a otras oraciones del discurso. El orden también puede desempeñar otras funciones como la de indicar contraste, énfasis o una elección entre varias alternativas. El orden normal de las palabras de una oración puede cambiar en función de la estructura de las oraciones anteriores o de la información que estas brindan.
Por otro lado la forma de las oraciones  opera como indicador de la distribución de la información a través del discurso, la estructura formal de las oraciones en el discurso es independiente del resto del discurso.

- Sentido

La descripción del sentido del discurso dejamos atrás la lingüística y la gramática tradicionales y encontramos nociones típicas del discurso propiamente dicho. Los tópicos de un discurso  constituyen los sentidos globales del discurso  definen sus coherencia global o macroherencia. Cuando explicitamos el tópico de un texto  en realidad estamos contestado preguntas como: ¿de qué está tratando o hablando? Los tópicos son elementos cruciales del texto y la conversación. Sin ellos  ¿no sabríamos de qué estamos hablando o que estamos  leyendo. Definen la unidad global del discurso y se expresan habitualmente en ciertos segmentos  del discurso como los titulares, los resúmenes o las conclusiones.

- Estilo

Se puede intentar definir en términos de variación. Es decir que para referirnos a las mismas personas, podemos utilizar ítems léxicos diferentes. Cuando estas variaciones ocurren en función del contexto, se dice que estaos frente a características del estilo del discurso.

- Retórica

Los análisis retóricos habitualmente se ocupan de estos “Recursos” de persuasión, es decir, de las estructuras especiales del discurso que atraen la atención en razón, por ejemplo, de una repetición inesperada, de un orden invertido, de estructuras que quedan incompletas o de cambios del sentido.

Discurso y sociedad

Aquí podemos hablar de estructuras locales y globales del contexto. Entre las restricciones contextuales locales del discurso tenemos, a situación, los participantes y sus  diversos papeles comunicativos y sociales. El contexto global se vuelve relevante tan pronto como identificamos el discurso u otras acciones corrientes  como una parte constituyente de acciones o procedimientos institucionales u organizativos y cuando los participantes interactúan en calidad de miembros de categorías sociales.

- Análisis social del discurso

El discurso es una parte intrínseca de la sociedad y participa de todas sus injusticias, así como de las luchas que se emprenden contra ellas. Los analistas críticos del discurso no se limitan a observar tales vínculos entre el discurso y las estructuras sociales, sino que se proponen ser agentes del cambio, y lo hacen como expresión de solidaridad cono todos los que necesitan con urgencia ese cambio. 
 - Estudios del discurso

Estos estudios surgieron en la década de 1960 más o menos al mismo tiempo en diversas disciplinas de las humanidades.El estructuralismo  aportó un marco más amplio para el estudio de la narrativa, los mitos, la literatura, las películas cinematográficas y otras prácticas semióticas.En cuanto a la sociología y pragmática existen trabajos dedicados  al estudio de la naturaleza discurso, que subraya la necesidad de estudiar el lenguaje concreto en sus contextos sociales y culturales variables.Según la psicología social y discursiva, partiendo del paradigma cognitivo predominante e inspirados en los principios de la etnometodologia, destacaron en particular la realización interactiva de fenómenos psicológicos como a comprensión, la explicación, las opiniones y las ideologías.

Diversidad e integración

Algunos investigadores jamás aceptarán la honda división que se hacía entre la cognición por una parte y la interacción, la sociedad y la cultura por la otra y promovieron el estudio de la antropología cognitiva y de la cognición social como base del análisis del discurso que, para ellos, entrenaba una dimensión sociocultural y otra cognitiva. Por un lado los estudios del discurso reprodujeron parcialmente las bien conocidas limitaciones propias de las disciplinas especializadas o las divisiones arbitrarias propias del trabajo y las esferas de interés de los investigadores.   

CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN DE UN SUEÑO

CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN DE UN SUEÑO (cuentos)


En el primer cuento, Sebastian recuerda hechos pasados al encontrar un lápiz amarillo entre las cosas de su hija. Los recuerdos evocan su niñez en la sierra, el largo camino que recorren Sebastián y su madre para comprar los útiles escolares, el intercambio de una gallina y su primer día de clases . Luego, el protagonista intenta dejar atrás el pasado doloroso escribiendo en una hoja de papel todos los hechos que lo atormentan.

En el segundo cuento, Sebastián recuerda su pueblo Poqowanka. Recuerda el cielo, las costumbres y los cantos, además, el cómo Pablo, un poblador de Pokowanka, encuentra al santo del pueblo, San Felipe Apóstol, a partir de la búsqueda de una vaca por parte del mismo poblador, el cual, al encontrar al santo, avisa al pueblo del sorprendente hallazgo.

Con respecto al análisis sociológico de los relatos, podemos encontrar dos espacios bien diferenciados:

ü  - La ciudad (tiempo presente en el cual encontramos a Sebastian atormentado por hechos del pasado y con poder adquisitivo).

ü  - El campo (tiempo pasado, en el cual se habla del pueblo Poqowanka, sus costumbres, la niñez penosa de Sebastian y de su madre).


En un primer momento, Sebastián vive con su hija en una casa grande, con muchos cuartos y con varios objetos materiales, lo cual nos habla del poder adquisitivo de este. Por lo dicho, el protagonista y su hija pertenecen a la burguesía y se encuentran en un sistema económico capitalista. Es importante señalar que posiblemente Sebastián deja el campo y se establece en la ciudad para buscar un mejor futuro.


En un segundo momento, se desarrolla la niñez de Sebastián, en la cual él vive con su madre en un pueblo de la sierra peruana (Poqowanka) sin muchos recursos, alejado de la escuela, pues ambos tienen que recorrer un largo camino para comprar los útiles escolares de Sebastián, con el intercambio de una gallina. Ambos se encuentran en un sistema económico de tipo feudal y  tienen poco poder adquisitivo. Cabe mencionar que la madre de Sebastián desea que su hijo salga adelante por medio del estudio, para que así tenga una mayores oportunidades de lograr una mejor calidad de vida.

domingo, 6 de julio de 2014

AMBIGUEDAD

AMBIGÜEDAD


1. Introducción al problema

Se dice que una palabra es ambigua si tiene diferentes significados o sentidos, o si se está en lugar de ideas diferentes. Pero entidades fantasmagóricas tales como significados, sentidos, o ideas no producen más que el fantasma de una explicación. Desde una perspectiva más concreta pude decirse que una palabra es ambigua cuando tiene diferentes lecturas en el diccionario, es decir, si está correlacionada con diferentes expresiones actuales del diccionario. ¿Pero qué diccionario hay que escoger y cómo ha sido hecho? ¿Son claramente formulables los principios de acuerdo a los cuales se han establecido sus lecturas? Las lecturas no sinónimas pueden significar generalidad más que ambigüedad.

2. Inscripciones y extensiones: ambigüedad elemental

Las propuestas que acabamos de considerar tienen en común lo siguiente: el que interponen entre las palabras y las cosas denotadas entidades adicionales- significados, sentidos, ideas o lecturas como raíz de la ambigüedad; entidades cuya individuación, o papel explicativo, es obscuro, y que implican, como mínimo, el recurso a la controvertida noción de sinonimia.

3. Ambigüedad-E, generalidad y vaguedad

La categoría inclusiva, desde el punto de vista de nuestro interés presente, es la de ambigüedad, con los indicadores formando un subgrupo de términos ambiguos, distinguibles a grandes rasgos por el hecho de que la variación extensional de las réplicas- indicadores está relacionada, de una manera relativamente sistemática, con algún rasgo contextual de estas réplicas. Así, un “yo” se refiere normalmente a su propio productor, y un “ahora” aun adecuado período de tiempo dentro del cual se encuentra su propia producción.

4. Ambigüedad de Ocurrencia: Ambigüedad- I

La ambigüedad elemental, por tanto, no concuerda con las interpretaciones usuales. Al decir que una expresión es “ambigua” con frecuencia queremos decir que hay alguna dificultad ligada a su interpretación en una ocurrencia dada, es decir, alguna indecisión que afecta  al giro singular.
Asimilar una tal indecisión a mera vaguedad sería obviar el punto crucial de que tal como lo expone Richman “la ambigüedad psicológica implica una ambigüedad semántica”.

5. Ambigüedad de ocurrencia: ambigüedad- M

Ya que la palabra “alumbraron” es un juego de palabras que denota ambas cosas, parir e iluminar, el juego requiere ambas referencias; ya que no se trata de decidir sobre la pretendida referencia única. Con todo, ambas referencias no pueden, sin contradicción, atribuirse al mismo término.
Pero tampoco podemos expeditivamente relativizar la denotación a lenguajes o sistemas, de manera tal que el mismo giro tenga, por ejemplo, una extensión en un lenguaje dado, y otra en uno diferente. Un giro frase es un tofo integrado por giros- palabra con espaciamiento y orientaciones mutuas apropiadas, articulados gramaticalmente en el orden lineal normal.
Tomemos como ejemplo la inscripción- frase:
S: Nuestras madres nos alumbraron.
Consideremos en S que x es el giro ambiguo- M “alumbraron”. Consideremos ahora R y T como contenido réplicas de x extensionalmente divergentes, siendo z el giro “alumbraron” en R y T.
R: Los conferenciantes alumbraron a sus audiencias.
T: Mary y Jane alumbraron a sus hijas.
La palabra denota distintos significados, pero estos últimos guardan algunos semas comunes de la palabra.

6. Un problema nuevo: centauros verdes

Richman hace notar el caso siguiente, planteando un problema nuevo “centauro verde”, escribe, es un término ambiguo, dado que puede usarse para significar centauros de un cierto color, o centauros de un cierto grado de experiencia; las clases a las que alude, sin embargo son ambas idénticas, ya que ambas son vacías.

7. Diferencia de significado

Al tratar de la ambigüedad hemos avanzado algo apelando a la divergencia extensional, si bien nos hemos encontrado con dificultades para los casos en que la ambigüedad persiste en una tal divergencia. Hemos visto que la identidad de la extensión no elimina en todos los casos las diferencias de significado asociadas a distintas réplicas.

8. Ambigüedad constituyente

La idea que se impone rápidamente es la de tener en cuenta las extensiones de las palabras, tanto constituyentes como compuestas. El criterio original de Goodman basculaba en torno a la referencia a las extensiones de las dos mismas palabras originales, así como a las de sus compuestos. Aplicado a los giros, este criterio no puede explicar el caso del “centauro verde”. Pero solo queremos hacer observar que las réplicas de la palabra constituyente “verde” se caracterizan por la ambigüedad elemental, dado que algunas denotan cosas de un cierto color y, otras, cosas de un cierto grado de experiencia.

9. Ambigüedad compuesta

Consideremos, primero, que la ambigüedad constituyente depende de la separabilidad de los constituyentes. Palabra de los giros dados. ¿No podemos concebir una ambigüedad que sigue siéndolo aun cuando no se admita tal separabilidad? Imaginemos, por ejemplo, que hemos aprendido a entender desde un principio todo giro “centauro verde” como una unidad indivisible singular, no teniéndose como dominio alguno de los giros “verde” aislados. Sin embargo, se sabe que todos los giros “centauro verde” son idénticos en extensión, al no haber centauro verde alguno. Por tanto, no hay aquí ambigüedad elemental alguna, ni tampoco hay, por falta de separabilidad relevante, ambigüedad constituyente alguna.

10. Selección de la mención


Una clave nos la proporciona una ulterior consideración sobre la situación de aprendizaje. Observamos que no porque un niño entresaque siempre el término “centauro” puede por ello considerarse que haya captado aun el todo de la cuestión, hasta que no podamos está seguro de que él, o ella, pueda seleccionar correctamente imágenes de centauro. Ahora bien, en la selección de tales imágenes, el niño, de modo típico, no usa de hecho el compuesto “imagen de centauro”, sino más bien el término original “centauro”. Además, al señalar al centauro en un dibujo determinado se espera que el niño aplique el mismo término “centauro” a una región apropiada del dibujo. Tales usos cuasi- denotativos del término los llamaremos selectivos de la mención, ya que, aunque literalmente no denotan ni imágenes de centauro, ni ámbitos de centauro, se están utilizando aquí, de forma reminiscente de la metáfora, para seleccionar de hecho menciones de centauro. En el caso de “centauro”, que tiene una denotación nula, su empleo selectivo de la mención puede muy bien relacionarse con el aprendizaje de esta denotación misma. 

La semántica conceptual

LA SEMÁNTICA CONCEPTUAL


La semántica conceptual parte del postulado básico que el lenguaje es el vehículo del significado y, a su vez, la ventana que nos muestra cómo los hablantes de una lengua conceptualizan o entienden la realidad.

1. El lenguaje como entrada al sistema conceptual

Según Talmy, el lenguaje es la puerta de entrada a nuestro sistema conceptual, en otras palabras, la estructura semántica que se observa en la lengua es un reflejo de la estructura conceptual, de las representaciones mentales que los hablantes de una lengua tienen del mundo en el que viven. El sistema conceptual no es una reproducción exacta de la realidad; el sistema conceptual esta corporeizado y emerge de la experiencia corpórea con el mundo que nos rodea y con el que interactuamos continuamente.
El sistema conceptual está formado por dos subsistemas: el sistema de estructuración conceptual y el sistema de contenido conceptual. El lenguaje, tiene a su vez, dos sistemas claramente diferenciados que muestran la bifurcación de los dos subsistemas conceptuales. Por un lado tenemos el sistema abierto o el léxico, que es el que aporta el contenido conceptual y, por el otro, el sistema cerrado o la gramática, que es el que ofrece el “esqueleto” o la “estructura” sobre la cual se engarza el contenido conceptual.

 2. Los sistemas esquemáticos

La estructura conceptual, según la teoría de Talmy, está formada por una serie limitada de sistemas esquemáticos. Estos sistemas esquemáticos proporcionan la “arquitectura” básica sobre la cual el contenido conceptual, expresado por el sistema abierto o el léxico, se engasta. Dicho de otro modo, los sistemas esquemáticos estructuran una escena expresada a través del lenguaje; cada uno de los sistemas contribuye a un aspecto estructural de dicha escena.
Inicialmente Talmy propone cuatro sistemas esquemáticos; el sistema de estructura configuracional, el sistema de perspectiva, el sistema de atención y el sistema de dinámica de fuerzas. Más tarde dicho autor añadirá a estos cuatro uno más: el sistema del estado cognitivo, y no cierra la posibilidad de incluir otros a futuro.

2.1 El sistema de estructura configuracional

El sistema de estructura configuracional impone estructura espacial y temporal a una escena y la divide en acciones y participantes. Dentro de este sistema Talmy incluye siete categorías esquemáticas: cantidad, delimitación, divisibilidad, grado de extensión, patrón de distribución, axialidad y división de la escena.

2.2 El sistema de perspectiva

El sistema de perspectiva especifica el punto de vista desde el cual observamos la escena y sus participantes. Talmy señala que este sistema se puede entender más fácilmente empleando términos visuales, así hablaremos de “ver una escena” para referirnos a la mirada mental y no a la física. Este sistema está formado por  cuatro categorías: lugar de la perspectiva, distancia, modo y dirección.

2.3 El sistema de la distribución de la atención

El sistema de la distribución de la atención se encarga de dirigir la atención hacia una o varias partes de la escena. Tres factores son los que gobiernan la distribución de la atención sobre la escena referencial: fuerza de la atención, patrón atencional y proyección de la atención en la escena.

2.4 El sistema de la dinámica de fuerzas

El cuarto sistema esquemático que Talmy propone es el de la dinámica de fuerzas. Este sistema presenta las interacciones entre los participantes de una escena en términos de fuerza. Para Talmy, hay una identidad con una tendencia intrínseca hacia el descanso o hacia el movimiento, y junto a ella encontramos otra cuya fuerza se opone a la primera.

2.5 El sistema del estado cognitivo

Finalmente, en una entrevista publicada en el Annual Review of Cognitive Linguistics, Talmy nos habla del sistema esquemático del estado cognitivo. Este sistema presenta los distintos elementos que forman el estado mental de un agente capaz de sentir. Dentro del estado cognitivo de un agente podemos destacar su voluntad, su intención, su estado de conocimiento, sus expectativas y su estado afectivo.

3. La expresión del movimiento

Parte del trabajo de Leonard Talmy se ha centrado en el estudio de la expresión de los eventos de movimiento en distintos, movimientos, y en el establecimiento de una tipología basada en los diferentes patrones que las lenguas emplean para expresar dichos eventos. Antes de abordar la tipología propuesta por Talmy, es necesario explicar que es un evento de movimiento y los componentes semánticos que lo forman.
Según Talmy el evento de movimiento básico consiste en un objeto (la figura) que se mueve o que está situado con respecto a otro objeto. Para este autor los eventos de movimiento engloban situaciones que contienen tanto desplazamiento como situaciones estáticas.
Los eventos de movimientos están formados, a su vez, por cuatro componentes semánticos: la figura o la entidad que se mueve, la base o entidad con respecto a la que se mueve la figura, el movimiento y el camino o sendero, que es el componente semántico más importante.

3.1 Verbos de movimiento: tres tipos de lengua

Talmy propone una clasificación de las lenguas del mundo en tres grupos: lenguas de  viene dada por el componente semántico que suele expresarse en el verbo en una lengua.
En el primer grupo, lenguas de manera, el verbo lexicaliza simultáneamente los componentes semánticos de Movimiento y Manera o Causa de movimiento. A este grupo pertenecen el chino, el walpiri, todas las ramas indoeuropeas excepto la románica. El inglés es un buen ejemplo de este grupo.
Las lenguas pertenecientes al segundo patrón de lexicalización presentan un verbo que integra Movimiento y Camino; por ello las ha llamado lenguas de camino. Normalmente, cuando estas lenguas expresan la Manera o la Causa del movimiento, lo hace con elementos independientes del verbo como, por ejemplo, un adverbio o un gerundio.
Dentro de este segundo grupo se incluyen las lenguas semíticas, las románicas, el coreano o el turco, entre otras. El español es el ejemplo prototípico de este grupo.
Por último, las lenguas de figura, son el tercer grupo dentro de esta primera tipología, e incluye aquellas lenguas como el navajo y el atsugewi cuyos verbos expresan conjuntamente movimiento e información sobre la Figura. En español tenemos algunos verbos que presentan también este patrón, como aletear, cabecear, colear, y rabear.

3.2 Camino: dos tipos de lengua

La segunda tipología presenta dos tipos de lenguas: las lenguas de marco verbal y las lenguas de marco satélite. Al contrario que la primera clasificación esta tipología binaria se basa en el componente lingüístico que codifica o expresa el componente semántico de Camino, que es el componente central del evento de movimiento según Talmy. En las lenguas de marco verbal, como el español, el Camino se lexicaliza en el verbo, mientras que en las lenguas de marco satélite, como el inglés, el Camino se expresa mediante lo que Talmy denomina satélites y sintagmas preposicionales.

4. Conclusión


Este capítulo ha introducido brevemente al lector en una de las teorías fundamentales dentro de la lingüística cognitiva: la semántica conceptual. Esta teoría semántica define que la gramática, al igual que el léxico, tiene significado y que ambos sistemas lingüísticos se encargan de expresar aspectos distintos de la estructura conceptual, de nuestras representaciones mentales del mundo en que vivimos. A partir de cómo se manifiesta en el lenguaje, nuestro sistema conceptual puede dividirse en dos subsistemas, el sistema de estructuración conceptual y el sistema de contenido conceptual.

La metáfora conceptual

LA METAFORA CONCEPTUAL


La metáfora conceptual es un fenómeno de cognición en el que un área semántica o dominio se representa conceptualmente  en términos de otro; esto quiere decir que utilizamos nuestro conocimiento de un campo conceptual, a menudo concreto o cercano a la experiencia física, para estructurar otro campo que suele ser más abstracto. El primero se denomina dominio fuente, puesto que es el origen de la estructura conceptual que importamos. El segundo se denomina dominio meta o destino. Por ejemplo, la metáfora conceptual según la cual conceptualizaríamos el tiempo en términos de dinero se denomina convencionalmente EL TIEMPO ES DINERO. Esta metáfora es responsable de múltiples expresiones en español como ganar tiempo, malgastar tiempo o ahorrar tiempo.

Es importante distinguir entre metáfora conceptual y expresión lingüística metafórica. Las primeras son esquemas abstractos de pensamiento que se manifiestan de muchas formas, entre ellas el lenguaje, en cambio, las expresiones lingüísticas pueden variar de una lengua a otra aunque la metáfora conceptual sea la misma. Por ejemplo, en español podemos decir que alguien ha hipotecado su tiempo, lo cual no es posible en inglés.
Una metáfora conceptual indica un conjunto de asociaciones sistemáticas entre los elementos del dominio fuente y el dominio meta así como un conjunto de inferencias que resultan posibles gracias a esa asociación. Las asociaciones entre elementos se denominan correspondencias ontológicas y las proyecciones de conocimiento, que nos permiten hacer inferencias, se denominan correspondencias epistémicas.
EL lenguaje nos sugiere que muchos de nuestros conceptos más básicos se conceptualizan metafóricamente; por ejemplo, es difícil hablar de las causas, los estados, las acciones, el tiempo, las ideas o la vida sin usar lenguaje metafórico (“responder” a una causa o “ganar” tiempo). Como las metáforas conceptuales son fenómenos de pensamiento, también encuentran expresión en los gestos, en el comportamiento, en la pintura, o incluso en los objetos que creamos para nuestro uso cotidiano.

01.   El origen de las metáforas

Las metáforas conceptuales no son arbitrarias; según la literatura, la principal motivación de una metáfora conceptual puede residir en su base experiencial o en la percepción que hacemos de un parecido entre dominios.
Una de las razones por las que numerosas metáforas conceptuales son comunes a muchos idiomas del mundo es que la asociación entre los dominios fuente y meta tiene una base experiencial. Ejemplo de ello es, el dominio del CALOR, se utiliza para estructurar el campo del AFECTO en muchos idiomas y por ello decimos que una persona “cálida” es una persona afectuosa.
La segunda motivación de las metáforas conceptuales es la percepción de un parecido entre dos dominios. El parecido puede ser real y objetivo (por ejemplo, entre la forma de un ratón y la del accesorio informático), o simplemente “percibido”. Un parecido es un parecido que construimos entre dos entidades objetivamente diferentes porque según nuestros modelos culturales tienen algún rasgo en común o porque las metáforas conceptuales que ya poseemos nos invitan a ver una similitud entre ellos. Por ejemplo, los linces y las personas inteligentes tienen objetivamente poco en común, exceptuando un rasgo que se adjudica a ambos en nuestra cultura: el de ser astutos.
Las metáforas que poseemos también nos permiten construir una similitud estructural entre dos dominios dispares. Por ejemplo, la ira se conceptualiza en muchos idiomas como una sustancia caliente que ejerce presión dentro del cuerpo. Objetivamente existe poco parecido entre algo concreto como una sustancia física y algo abstracto como una experiencia emocional ; sin embargo, nos resulta fácil entender la “lógica” que justifica expresiones como hervir la sangre o explotar. Esto porque la ira y los fluidos calientes dentro de un contenedor a presión nos parecen “similares” , así según nuestro repertorio de metáforas conceptuales más básicas, las emociones son objetos/sustancias, el cuerpo es un contenedor y la intensidad es calor.
Otro mecanismo cognitivo que puede influir en el proceso de aparición de una metáfora conceptual es el pensamiento metonímico, especialmente en los casos en los que dos dominios tienen la misma base experiencial, como ocurre con MÁS y ARRIBA. Ambos están correlacionados porque, a nuestra experiencia diaria de apilar cosas o llenar contenedores, cuando aumentamos la cantidad de algo también aumenta la altura que alcanza.
Para terminar, es importante señalar que toda representación ocurre en el marco de una cultura. Un ejemplo claro son las metáforas en las que la PERCEPCIÓN se utiliza como dominio fuente. Muchos idiomas tienen expresiones en las que las experiencias de los sentidos (vista, oído, gusto, tacto y olfato) se utilizan para representar experiencias más abstractas de tipo cognitivo o emocional (olerse algo o tocar la fibra sensible). Las metáforas de PERCEPCIÓN por tanto ilustran cómo la cultura sirve de filtro a las posibles representaciones metafóricas que pueden construirse en base a nuestras experiencias sensoriales y motoras.

02.   Principales características

Las metáforas conceptuales se caracterizan por ser un fenómeno cognitivo, no un simple accidente lingüístico, y por esta razón su presencia es ubicua dentro y fuera del lenguaje.

2.1. Lo abstracto en términos de lo concreto y corporeización

Una de las características más importantes de muchas metáforas conceptuales es que encuentran su motivación en nuestra experiencia senso-motora; esto quiere decir que su aparición está mediada por las características del entorno en que vivimos y del cuerpo con el que lo percibimos, de ahí que digamos que muchas metáforas conceptuales están “corporeizadas”.
En general, utilizamos información de un dominio concreto y perceptual para estructurar otro dominio más abstracto. Por ejemplo, los conceptos del BIEN y del MAL dependen en parte de otros dos más concretos y sensoriales: la CLARIDAD y la OSCURIDAD, posiblemente porque cuando hay claridad podemos desenvolvernos bien, mientras que en la oscuridad existen más riesgos.

2.2. Estructura jerárquica y herencia

Una segunda característica es que las metáforas no son fenómenos aislados, sino que muchas de ellas constituyen casos específicos de metáforas más generales de las que heredan su estructura. Forman parte, por tanto, de una jerarquía. Por ejemplo, LAS ACTIVIDADES DE LARGA DURACIÓN CON UN OBJETIVO se conceptualizan de manera general como un VIAJE. No nos cuesta trabajo entender la vida como un viaje porque las acciones se conceptualizan en general como eventos de movimiento, ACCIÓN ES MOVIMIENTO de la que hereda su estructura conceptual.

2.3. Proyecciones parciales, invariabilidad y multiplicidad

Las asociaciones entre dos dominios nunca son completas. Por ejemplo, en la metáfora COMPRENDER ES VER (ya veo lo que quieres decir) no todo lo que sabemos de la VISIÓN se aplica a nuestro modelo de ENTENDIMIENTO (¿cuál sería el equivalente del nervio óptico?). Por eso decimos que las proyecciones o asociaciones entre elementos de los dos dominios son parciales.  El dominio de la VISIÓN ilustra otra importante característica de la metáfora: la multiplicidad. Un mismo dominio puede servir de fuente para varias metas (comprender, saber, analizar, juzgar, etc). Al mismo tiempo, dado que las proyecciones entre dominios son siempre parciales, un mismo dominio meta puede ser estructurado por varias fuentes. Por ejemplo, el TIEMPO se conceptualiza en términos de ESPACIO, pero también como DINERO.

2.4. Unidireccionalidad

Según este principio solo la estructura del dominio fuente se proyecta sobre el dominio meta, pero no al revés.  En la metáfora EL TIEMPO ES DINERO por ejemplo, el tiempo se conceptualiza como dinero, pero el dinero no se conceptualiza como tiempo. En ciertos casos parece que las dos direcciones fueran posibles (Ejemplo: representar a las personas como animales y a los animales como personas), pero en muchos casos lo que observamos son dos metáforas diferentes con sus respectivos focos de significado. Cuando las personas son descritas como animales lo que enfatizamos son sus instintos; cuando los animales se caracterizan como personas enfatizamos su comportamiento racional, moral o estético. Se trata por tanto de dos metáforas distintas.

2.5. Inconscientes y automáticas

Una de las características más polémicas atribuidas a la metáfora conceptual es su hipotética automaticidad. La evidencia experimental con la que contamos hoy día no sustenta la visión de que todas las metáforas conceptuales son inconscientes o automáticas. El tipo de metáfora parece jugar un papel, ya que los resultados más robustos se han encontrado principalmente con un tipo de ellas: las de base experiencial. En estos casos la activación de los dos dominios si parece ser automática e inconsciente.
Con el resto de metáforas conceptuales los resultados experimentales son menos consistentes. Las asociaciones conceptuales no parecen activarse en cualquier circunstancia, sino que dependen de varios factores; uno de ellos es el tipo de actividad, otro factor es la convencionalidad de la expresión y un tercer también relacionado es el contexto en el que aparece la expresión.

03.   Principales distinciones tipológicas

Un primer criterio es la estructura. Gracias a ella podemos clasificarlas en proyecciones de una correspondencia y proyecciones de varias correspondencias. En las primeras, el dominio fuente solo exporta un rasgo. El objetivo de estas proyecciones es dar prominencia a una parte del dominio meta mediante una característica muy saliente y esencial del dominio fuente. Por el contrario, en las metáforas de varias correspondencias, el dominio fuente exporta un amplio conjunto de correspondencias tanto ontológicas como epistémicas que nos permiten estructurar el dominio meta de manera más compleja, y por tanto expandir las inferencias que podemos hacer sobre él.
Un segundo criterio para clasificar metáforas es su motivación. El origen o motivación nos permite clasificarlas en metáforas correlaciónales y metáforas de parecido. Una correlación es la co-ocurrencia sistemática de dos dominios en nuestra interacción con el mundo. Otras metáforas, por el contrario están basadas en un parecido. El parecido entre dos dominios relacionados metafóricamente a nivel conceptual no depende de la existencia de una similitud literal y objetiva entre ellos, sino de ciertos rasgos en común que nosotros mismos construimos o imponemos al percibirlos.
Una clasificación muy parecida a la anterior es la distinción entre metáforas primarias y compuestas. Las metáforas primarias son lo mismo que las correlaciones, pero las complejas no son iguales a las metáforas de parecido. El criterio de clasificación en este caso es la complejidad. Mientras que las metáforas primarias son indivisibles porque nacen de una correlación experiencial directa entre dos dominios, las metáforas compuestas sí son divisibles en metáforas más sencillas.
De acuerdo a su función, las metáforas pueden clasificarse en estructurales, ontológicas y orientacionales. La función de las primeras consiste en organizar nuestro conocimiento del dominio meta mediante la rica estructura conceptual importada del dominio fuente. Las metáforas de varias correspondencias son por defecto metáforas estructurales, ya que esta justamente es su función. Por su parte, las metáforas ontológicas sirven para dar un estatus ontológico y por tanto mayor definición a los dominios abstractos.
Para concluir, las metáforas orientacionales dotan de coherencia a un conjunto de metáforas en nuestro sistema conceptual, puesto que comparten la misma fuente.
La naturaleza del dominio fuente es también un criterio de clasificación. En este grupo, 2 tipos de proyección se oponen a las metáforas estándares o regulares que hemos visto hasta el momento. Se trata de las metáforas imago esquemáticas y metáforas de imagen. En su lugar, la primera posee un esquema de imagen, y la segunda una imagen en sí. A diferencia de las demás, las metáforas de imagen son temporales y no suelen formar parte estable de nuestro sistema conceptual. Finalmente, las metáforas pueden clasificarse según su grado de generalidad en metáforas de nivel genérico y metáforas de nivel específico.

04.   Evidencia lingüística y psicolingüística

La existencia de metáforas conceptuales se sugirió en un primer momento a la vista de las sorprendentes sistematicidades que caracterizan nuestro lenguaje metafórico habitual. Pero pronto nuevos descubrimientos lingüísticos vinieron a respaldar la existencia de estas asociaciones conceptuales.
Un análisis mediante metáforas de los distintos significados que una palabra tiene en la actualidad nos revela que estos no son accidentales, sino que están relacionados. Una de las fuentes más convincentes de evidencia empírica proviene del campo de la psicología y la psicolingüística.
En los últimos años la evidencia empírica se ha multiplicado y también focalizado. La mayor parte de estudios en psicología experimental versan sobre asociaciones de las que llamaríamos primarias o correlaciónales, y muestran que en este caso la activación de las metáforas sí es automática. Una de ellas es la asociación entre IRA y Calor, basada en la experiencia fisiológica de aumento de temperatura que acompaña a la emoción.

05.   Las metáforas a nuestro alrededor

Además de la semántica y la psicología cognitiva, muchas otras disciplinas han adoptado el marco teórico que ofrece la teoría de la metáfora conceptual. Entre ellas cabe citar el aprendizaje y la adquisición de lenguas, el estudio de la lengua de signos, la crítica literaria , el estudio de la gramática y la filosofía. Igualmente amplia es la gama de temas que se convierten en objeto de estudio en el marco de la metáfora conceptual. Entre ellos encontramos las emocionales, las matemáticas, la moralidad, la publicidad, el mundo de la inteligencia artificial, la informática y el internet. La metáfora se utiliza también en el estudio del movimiento figurado o movimiento ficticio y en el impacto que el movimiento ficticio tiene en nuestra conceptualización del tiempo. El objetivo de estos estudios es determinar en qué casos son posibles estas metáforas, qué variación existe entre las distintas lenguas, y hasta qué punto este movimiento metafórico se procesa cognitivamente de la misma manera en que procesamos el movimiento real.

Pero como las metáforas conceptuales son fenómenos de pensamiento, también las observamos fuera de las expresiones orales o escritas de una lengua. Un caso estudiado es el de los gestos, donde observamos las mismas metáforas que en la lengua oral, con la que cooperan para comunicar coordinadamente las ideas que queremos transmitir. Las metáforas se manifiestan también en el comportamiento, o incluso en los objetos que creamos para nuestro uso cotidiano. Por ejemplo, si las ideas no se conceptualizaran como objetos materiales, no tendría sentido hablar de copyright intelectual.