AMBIGÜEDAD
1. Introducción al problema

2. Inscripciones y
extensiones: ambigüedad elemental
Las
propuestas que acabamos de considerar tienen en común lo siguiente: el que
interponen entre las palabras y las cosas denotadas entidades adicionales-
significados, sentidos, ideas o lecturas como raíz de la ambigüedad; entidades
cuya individuación, o papel explicativo, es obscuro, y que implican, como
mínimo, el recurso a la controvertida noción de sinonimia.
3. Ambigüedad-E,
generalidad y vaguedad
La
categoría inclusiva, desde el punto de vista de nuestro interés presente, es la
de ambigüedad, con los indicadores
formando un subgrupo de términos ambiguos, distinguibles a grandes rasgos por
el hecho de que la variación extensional de las réplicas- indicadores está
relacionada, de una manera relativamente sistemática, con algún rasgo
contextual de estas réplicas. Así, un “yo” se refiere normalmente a su propio
productor, y un “ahora” aun adecuado período de tiempo dentro del cual se
encuentra su propia producción.
4. Ambigüedad de
Ocurrencia: Ambigüedad- I
La ambigüedad elemental, por tanto, no
concuerda con las interpretaciones usuales. Al decir que una expresión es
“ambigua” con frecuencia queremos decir que hay alguna dificultad ligada a su
interpretación en una ocurrencia dada, es decir, alguna indecisión que
afecta al giro singular.
Asimilar una tal indecisión a mera
vaguedad sería obviar el punto crucial de que tal como lo expone Richman “la
ambigüedad psicológica implica una ambigüedad semántica”.
5.
Ambigüedad de ocurrencia: ambigüedad- M
Ya que la palabra “alumbraron” es un
juego de palabras que denota ambas cosas, parir e iluminar, el juego requiere
ambas referencias; ya que no se trata de decidir sobre la pretendida referencia
única. Con todo, ambas referencias no pueden, sin contradicción, atribuirse al
mismo término.
Pero tampoco podemos expeditivamente
relativizar la denotación a lenguajes o sistemas, de manera tal que el mismo
giro tenga, por ejemplo, una extensión en un lenguaje dado, y otra en uno
diferente. Un giro frase es un tofo integrado por giros- palabra con
espaciamiento y orientaciones mutuas apropiadas, articulados gramaticalmente en
el orden lineal normal.
Tomemos como ejemplo la inscripción-
frase:
S: Nuestras madres nos alumbraron.
Consideremos en S que x es el giro
ambiguo- M “alumbraron”. Consideremos ahora R y T como contenido réplicas de x
extensionalmente divergentes, siendo z el giro “alumbraron” en R y T.
R: Los conferenciantes alumbraron a
sus audiencias.
T: Mary y Jane alumbraron a sus hijas.
La palabra denota distintos
significados, pero estos últimos guardan algunos semas comunes de la palabra.
6.
Un problema nuevo: centauros verdes
Richman hace notar el caso siguiente,
planteando un problema nuevo “centauro verde”, escribe, es un término ambiguo,
dado que puede usarse para significar centauros de un cierto color, o centauros
de un cierto grado de experiencia; las clases a las que alude, sin embargo son
ambas idénticas, ya que ambas son vacías.
7.
Diferencia de significado
Al tratar de la ambigüedad hemos
avanzado algo apelando a la divergencia extensional, si bien nos hemos
encontrado con dificultades para los casos en que la ambigüedad persiste en una
tal divergencia. Hemos visto que la identidad de la extensión no elimina en
todos los casos las diferencias de significado asociadas a distintas réplicas.
8.
Ambigüedad constituyente
La idea que se impone rápidamente es
la de tener en cuenta las extensiones de las palabras, tanto constituyentes
como compuestas. El criterio original de Goodman basculaba en torno a la
referencia a las extensiones de las dos mismas palabras originales, así como a
las de sus compuestos. Aplicado a los giros, este criterio no puede explicar el
caso del “centauro verde”. Pero solo queremos hacer observar que las réplicas
de la palabra constituyente “verde” se caracterizan por la ambigüedad
elemental, dado que algunas denotan cosas de un cierto color y, otras, cosas de
un cierto grado de experiencia.
9.
Ambigüedad compuesta
Consideremos, primero, que la
ambigüedad constituyente depende de la separabilidad de los constituyentes.
Palabra de los giros dados. ¿No podemos concebir una ambigüedad que sigue
siéndolo aun cuando no se admita tal separabilidad? Imaginemos, por ejemplo,
que hemos aprendido a entender desde un principio todo giro “centauro verde”
como una unidad indivisible singular, no teniéndose como dominio alguno de los
giros “verde” aislados. Sin embargo, se sabe que todos los giros “centauro
verde” son idénticos en extensión, al no haber centauro verde alguno. Por
tanto, no hay aquí ambigüedad elemental alguna, ni tampoco hay, por falta de
separabilidad relevante, ambigüedad constituyente alguna.
10.
Selección de la mención
Una clave nos la proporciona una
ulterior consideración sobre la situación de aprendizaje. Observamos que no
porque un niño entresaque siempre el término “centauro” puede por ello
considerarse que haya captado aun el todo de la cuestión, hasta que no podamos
está seguro de que él, o ella, pueda seleccionar correctamente imágenes de
centauro. Ahora bien, en la selección de tales imágenes, el niño, de modo
típico, no usa de hecho el compuesto “imagen de centauro”, sino más bien el
término original “centauro”. Además, al señalar al centauro en un dibujo
determinado se espera que el niño aplique el mismo término “centauro” a una
región apropiada del dibujo. Tales usos cuasi- denotativos del término los
llamaremos selectivos de la mención, ya
que, aunque literalmente no denotan ni imágenes de centauro, ni ámbitos de
centauro, se están utilizando aquí, de forma reminiscente de la metáfora, para
seleccionar de hecho menciones de centauro. En el caso de “centauro”, que tiene
una denotación nula, su empleo selectivo de la mención puede muy bien
relacionarse con el aprendizaje de esta denotación misma.
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