domingo, 6 de julio de 2014

AMBIGUEDAD

AMBIGÜEDAD


1. Introducción al problema

Se dice que una palabra es ambigua si tiene diferentes significados o sentidos, o si se está en lugar de ideas diferentes. Pero entidades fantasmagóricas tales como significados, sentidos, o ideas no producen más que el fantasma de una explicación. Desde una perspectiva más concreta pude decirse que una palabra es ambigua cuando tiene diferentes lecturas en el diccionario, es decir, si está correlacionada con diferentes expresiones actuales del diccionario. ¿Pero qué diccionario hay que escoger y cómo ha sido hecho? ¿Son claramente formulables los principios de acuerdo a los cuales se han establecido sus lecturas? Las lecturas no sinónimas pueden significar generalidad más que ambigüedad.

2. Inscripciones y extensiones: ambigüedad elemental

Las propuestas que acabamos de considerar tienen en común lo siguiente: el que interponen entre las palabras y las cosas denotadas entidades adicionales- significados, sentidos, ideas o lecturas como raíz de la ambigüedad; entidades cuya individuación, o papel explicativo, es obscuro, y que implican, como mínimo, el recurso a la controvertida noción de sinonimia.

3. Ambigüedad-E, generalidad y vaguedad

La categoría inclusiva, desde el punto de vista de nuestro interés presente, es la de ambigüedad, con los indicadores formando un subgrupo de términos ambiguos, distinguibles a grandes rasgos por el hecho de que la variación extensional de las réplicas- indicadores está relacionada, de una manera relativamente sistemática, con algún rasgo contextual de estas réplicas. Así, un “yo” se refiere normalmente a su propio productor, y un “ahora” aun adecuado período de tiempo dentro del cual se encuentra su propia producción.

4. Ambigüedad de Ocurrencia: Ambigüedad- I

La ambigüedad elemental, por tanto, no concuerda con las interpretaciones usuales. Al decir que una expresión es “ambigua” con frecuencia queremos decir que hay alguna dificultad ligada a su interpretación en una ocurrencia dada, es decir, alguna indecisión que afecta  al giro singular.
Asimilar una tal indecisión a mera vaguedad sería obviar el punto crucial de que tal como lo expone Richman “la ambigüedad psicológica implica una ambigüedad semántica”.

5. Ambigüedad de ocurrencia: ambigüedad- M

Ya que la palabra “alumbraron” es un juego de palabras que denota ambas cosas, parir e iluminar, el juego requiere ambas referencias; ya que no se trata de decidir sobre la pretendida referencia única. Con todo, ambas referencias no pueden, sin contradicción, atribuirse al mismo término.
Pero tampoco podemos expeditivamente relativizar la denotación a lenguajes o sistemas, de manera tal que el mismo giro tenga, por ejemplo, una extensión en un lenguaje dado, y otra en uno diferente. Un giro frase es un tofo integrado por giros- palabra con espaciamiento y orientaciones mutuas apropiadas, articulados gramaticalmente en el orden lineal normal.
Tomemos como ejemplo la inscripción- frase:
S: Nuestras madres nos alumbraron.
Consideremos en S que x es el giro ambiguo- M “alumbraron”. Consideremos ahora R y T como contenido réplicas de x extensionalmente divergentes, siendo z el giro “alumbraron” en R y T.
R: Los conferenciantes alumbraron a sus audiencias.
T: Mary y Jane alumbraron a sus hijas.
La palabra denota distintos significados, pero estos últimos guardan algunos semas comunes de la palabra.

6. Un problema nuevo: centauros verdes

Richman hace notar el caso siguiente, planteando un problema nuevo “centauro verde”, escribe, es un término ambiguo, dado que puede usarse para significar centauros de un cierto color, o centauros de un cierto grado de experiencia; las clases a las que alude, sin embargo son ambas idénticas, ya que ambas son vacías.

7. Diferencia de significado

Al tratar de la ambigüedad hemos avanzado algo apelando a la divergencia extensional, si bien nos hemos encontrado con dificultades para los casos en que la ambigüedad persiste en una tal divergencia. Hemos visto que la identidad de la extensión no elimina en todos los casos las diferencias de significado asociadas a distintas réplicas.

8. Ambigüedad constituyente

La idea que se impone rápidamente es la de tener en cuenta las extensiones de las palabras, tanto constituyentes como compuestas. El criterio original de Goodman basculaba en torno a la referencia a las extensiones de las dos mismas palabras originales, así como a las de sus compuestos. Aplicado a los giros, este criterio no puede explicar el caso del “centauro verde”. Pero solo queremos hacer observar que las réplicas de la palabra constituyente “verde” se caracterizan por la ambigüedad elemental, dado que algunas denotan cosas de un cierto color y, otras, cosas de un cierto grado de experiencia.

9. Ambigüedad compuesta

Consideremos, primero, que la ambigüedad constituyente depende de la separabilidad de los constituyentes. Palabra de los giros dados. ¿No podemos concebir una ambigüedad que sigue siéndolo aun cuando no se admita tal separabilidad? Imaginemos, por ejemplo, que hemos aprendido a entender desde un principio todo giro “centauro verde” como una unidad indivisible singular, no teniéndose como dominio alguno de los giros “verde” aislados. Sin embargo, se sabe que todos los giros “centauro verde” son idénticos en extensión, al no haber centauro verde alguno. Por tanto, no hay aquí ambigüedad elemental alguna, ni tampoco hay, por falta de separabilidad relevante, ambigüedad constituyente alguna.

10. Selección de la mención


Una clave nos la proporciona una ulterior consideración sobre la situación de aprendizaje. Observamos que no porque un niño entresaque siempre el término “centauro” puede por ello considerarse que haya captado aun el todo de la cuestión, hasta que no podamos está seguro de que él, o ella, pueda seleccionar correctamente imágenes de centauro. Ahora bien, en la selección de tales imágenes, el niño, de modo típico, no usa de hecho el compuesto “imagen de centauro”, sino más bien el término original “centauro”. Además, al señalar al centauro en un dibujo determinado se espera que el niño aplique el mismo término “centauro” a una región apropiada del dibujo. Tales usos cuasi- denotativos del término los llamaremos selectivos de la mención, ya que, aunque literalmente no denotan ni imágenes de centauro, ni ámbitos de centauro, se están utilizando aquí, de forma reminiscente de la metáfora, para seleccionar de hecho menciones de centauro. En el caso de “centauro”, que tiene una denotación nula, su empleo selectivo de la mención puede muy bien relacionarse con el aprendizaje de esta denotación misma. 

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